Las luminarias

He de reconocer que era excitante. No sabría acotarlo en el calendario, pero aquello probablemente duraba más de un mes. Todo discurría acelerado, sobre todo la tarde: salir del colegio con prisa, merendar atragantándose, ¿estudiar?, hasta Fofó, cómplice de mis urgencias, aceleraba el ritmo de sus canciones desafinadas. Y todo este ajetreo: ¿para qué?. Pues unos días para montar guardia y los más… – Hoy vamos al camino de San Martín. – No, que yo he visto troncos secos más allá del Caño Redondo, a la vuelta de la Sierra. – …. Formar parte de una luminaria era una seña de identidad, casi una religión, que obligaba a seguir un catecismo con fidelidad. Era importante hacer la luminaria más grande. Pero quizás lo que el paso de los años me dejó no fueron los triunfos (si es que los hubo). Me queda la excitación de la actividad, el regusto de rozar el límite de lo prohibido, el riesgo que entrañaba la búsqueda y la custodia del combustible y las noches oscuras arrastrando troncos que pesaban más que los porteadores. El 12: la explosión, más excitación, La Cerquilla, El Cristo, El Arroyo. Me quedo con una; La Fuente; su líder: Pepe Colorín. El 13: los rescoldos y las cenizas. Una sensación de vacío. ¿Que haré por las tardes?: salir despacio, merendar despacio, estudiar; y Fofó, que ya no siente mis prisas, vuelve a cantar a su ritmo, eso sí, siempre desafinado.Hoy lo prohibido se ha convertido en autorización administrativa, nuestro catecismo en reglamento y se subvenciona la participación y la calidad. No lo reprocho, pero me quedo con mi excitación de cada Noviembre y Diciembre.

JMGOL MADRID-1997

(JMGOL60)